Caracolá Lebrijana, llevaba mucho tiempo escuchando hablar de ti. Pero nunca había coincidido este festival flamenco con mi visita al pueblo (a pesar de llevar más de 50 ediciones a cuesta). La semana pasada volví a Lebrija. Cuando bajaba por la plaza hacia calle Arcos veo unas letras corpóreas que rezan «Caracolá Lebrijana». Pues que no hay que ser un lince.
Lebrija, cuna del flamenco y tierra de vino. Y yo para ser sincera ni bebo flamenco ni consumo vino de forma habitual. Pero bien es cierto que el mejor compás lo da un buen cante. Que una guitarra española suena de verdad con cualquiera de los palos que le sepan echar. Y que hay que disfrutar con el buen arte. ¡Qué sorpresa más bonita!
Caracolá Lebrijana: Programa ideal
Lo antes posible miré la programación y ahí estaba: Martes 17 de julio «Los Gitanos del Meditarráneo». Lease que este espectáculo estaba formado por Dorantes y Taksim Trío. Y si una ilusión tenía yo era ver a quien ha llevado el flamenco al piano: Dorantes.
Este trío de artistas y músicos turcos casa tan bien y tan bonito con el pianista lebrijano, que aún al recordarlo se me sigue poniendo la piel de gallina. La música te transporta, te emociona y te eleva allá donde las palabras ni importan ni llegan. No hubo cante. Solo sentimientos y muchas palmas. Las del público. Y las del cierre fueron las mejores y más talentosas. Sí, provocaron un bis no previsto.
¡Qué maravilla haber disfrutado de Los Gitanos del Mediterráneo! Aviso a navegantes que está proyectada la producción de un disco al que ya le estoy haciendo sitio. El Mare Nostrum da pa’ mucho y empapa de arte lo que toca.
Más de dos horas disfrutando de arte en el Juan Bernabé. Mi primera vez en la Caracolá Lebrijana fue por todo lo alto. El mejor de los estrenos.