Blog Personal

Soy

Cada vez que escucho la pregunta ¿quién eres? recuerdo el fragmento del pregón de la Semana Santa de Málaga que tan impecablemente declamó mi paisano Antonio Banderas allá por 2011. Hubo un tiempo en el que contestar esta cuestión propició enormes y grandes avances en el pensamiento antropológico y con ello la sociedad.

Hoy la pregunta a la que parece debemos dar respuesta ha convertido el habitual ¿quién eres? por el ¿quién sientes que eres? Los días avanzan a golpe de emociones. Sentir por encima de ser. Ideas por delante de personas. Y de fondo la gran protagonista y estrella, la que incentiva el cambio actual, la que llevan usando en los últimos años casi cada día en cada instante: el miedo.

El temor a perder lo que teníamos, a ser rechazados, el miedo a no ser feliz, a no ser admitido en el trabajo al que optabas, miedo a no superar una prueba o alcanzar el éxito demasiado pronto, demasiado tarde. Es cierto que el miedo nos protege y por ello nos hace avanzar. Pero vivir de forma constante en un estado mental de alerta bloquea otras emociones y nubla la razón.

Y en esa ceguera andamos viendo que no llegamos. Y la angustia es mayor porque se suele enfocar la pregunta de una forma individual. Cuesta mucho más pedir ayuda que prestarla. Y decimos prestar porque ese tiempo y ese esfuerzo realmente no nos pertenece. Forma parte de ese aprendizaje que es la vida que cada día muestra lo que cada uno es. Querer aprenderlo o no es cuestión de echarle ganas. Mirar para ver. Respirar para vivir. Andar para caminar. Y al final de nuestro tiempo vivido quedará la esencia de todo.

Tenía estos pensamientos enredados en mí sin saber muy bien qué banda sonora ponerle al café de hoy. Y con lo que me gusta un juego de mesa, decidí tirar de uno que incluye algo que me fascina: lo aleatorio. Guardo muy buenos recuerdos jugando con mi padre a los dados en la mesa de la cocina. Solía ganar él, porque la suerte no lo es todo y como solemos decir la veteranía es un grado.

Ya no tengo dados en casa, pero descubro el azar abriendo un libro y leyendo un par de líneas a media página, mirando una matrícula y viendo en ella una fecha que coincida con cualquier efeméride. Y así, jugando con la suerte en Spotify sonó Soy. Recordé entonces que a pesar de empeñarnos en ser solos, la entidad completa se entiende a través del otro. No se trata de soy sino de somos, con el nosotros como guía. Y sí, yo admito que soy una pieza de un puzzle incompleto por mi misma.  Y tú, ¿con quién eres?

image_pdfimage_print

Ratoncitos Coloraos

Jesús Quintero se imaginó que durante los días posteriores a su muerte sonaría en las radios la canción Ratoncitos Coloraos. Así lo dijo emocionado en 2003 durante la entrevista promocional del primer álbum de este dúo gaditano. El programa del loco de la colina nos presentó a unos jovencísimos Andy&Lucas que le cantaron en directo este tema. Acostumbrados como estamos a los aplausos póstumos y al reconocimiento una vez partimos al otro barrio, que le dediquen una canción a uno con su nombre es un gran homenaje en vida.

Sin embargo, esta semana ha sonado muy poco, casi nada, ese Ratoncitos Coloraos. Aunque  (casi) todos los medios se han hecho eco de la muerte de Quintero:  Cadena SER, COPE, Canal Sur Tv, Cuatro a través de su icónico comunicador Iker Jiménez, RTVE con una recopilación de sus mejores audios y otros muchos obituarios en la prensa nacional y regional. La semana ha dejado poco regusto de loco de la colina.

La estela del silencio y el humo que lo caracterizaba ha quedado empañada con los gritos de unos niñatos. Malhablados y sin gracia. Todos ellos, los de aquí y las de enfrente. Y alguien decidió que estos alaridos impidieran que la pausa y la reflexión se abriera paso.

Hemos dejado que nos manipulen con los gritos de unos cualquiera para olvidar que el Congreso ha rechazado las enmiendas a la Ley Trans, esa que según Celso Arango, Jefe de Psiquiatría del Gregorio Marañón, traerá más problemas que soluciones a la sociedad, la sanidad y la salud de la población.

Poco se ha hablado del 4% que se ha subido el sueldo el gobierno, aumento por segundo año consecutivo con la que está cayendo y que pagamos los ciudadanos.

Menos aún sobre el archivo del caso Isofotón. Histórico caso de corrupción que salpica a los ministros de Hacienda y Agricultura el gobierno.

Ni mucho menos se habla de la torta financiera que se dará España por haber  hecho sus números sin contar con la devolución de los miles de millones de euros en ayudas que se ha recibido. La guantá va a ser menuda y por supuesto la pagaremos tú y yo.

Cuánto necesitamos ese sentido silencio de Jesús Quintero. Recordemos sus preguntas, con la emoción en la ausencia de palabra. Guardemos sus breves reflexiones tan necesarias como olvidadas en la televisión actual. Un reconocimiento a su pausa, a su valor del tiempo. Qué maravilla haber crecido viendo al otro lado de la pantalla a un hombre que ataviado con camisa y pañuelo al cuello, supo abrirse en canal para desnudar el alma de quien sentaba a su mesa. Gracias siempre, señor Quintero.

image_pdfimage_print

Qué güeno que estoy

El mundo se divide no en guapos o feos, sino en los que se lo creen y los que no. Y ahí está la famosa actitud de la que hablan los vendehumos que hoy se llenan los bolsillos a costa de mindfullness, couching y otros dibujos mentales de realidad para sacar tu propia energía. Vamos, ni que uno fuera la famosa pila del conejito.

El discurso es común en todos: cuando tú te lo crees, lo que sea, tú lo puedes conseguir; porque nada es imposible. Pues amigue, como se dice hoy, no funciona así la vida. Hay cosas imposibles. Y esto hay que asumirlo urgentemente. Si Gardner hablaba de 12 inteligencias no es para que estos gurús de la valía te digan que sí, que tú transfórmate de adentro pa’fuera que podrás desarrollarlas cómo y las que quieras.

El núcleo de este tú puedes ser lo que quieras ser está trayendo más problemas que soluciones. Pero como en esta ansia viva de buscar la felicidad y la verdad uno pone todos los medios económicos de los que pueda disponer, nadie con capacidad de decisión en los gobiernos y otras entidades supranacionales van a llevar la contraria. Tú quieres menos barriga, más pelo, ponerte tetas, quitarte cola, lo que quieras. Págalo y adelante. No puedes permitírtelo, tranquilo, ya lo hará alguien por ti. La caja sigue sonando.

Y mucho, con todo ese capital que manejan las industrias farmacéuticas y sanitarias usando a la mujer como moneda de cambio. Qué ilusa, piensa que lo hacen por su libertad e independencia.

Me viene a la mente cuando durante la adolescencia se recomiendan pastillas anticonceptivas para el acné. Hombre, ¿cómo se va a comparar tener granos con los posibles efectos secundarios tales como  coágulos, derrame o cáncer de mama u ovario? Está claro que las secuelas de este medicamento no dejaría dudas. Pues la mujer prefiere eliminar el acné y lo compra.

La historia continúa con los tratamientos de fertilidad, la congelación de óvulos, las pastillas anticonceptivas y abortivas, el aborto en sí. Pero no se habla de la cantidad de millones y millones de euros que llegan al bolsillo de unos pocos y lo justifican en una política basada en el derecho de la libertad y la igualdad de la mujer. Sin pensar en los efectos secundarios a largo plazo. Efectos físicos, psíquicos y sociales.

Me río. Me parto y me vuelvo a reír. Y entonces me acuerdo del tráiler de «Las Cuatro Estaciones» y exploto porque me imagino a nuestro solicito presidente cantando Qué güeno que estoy (un temazo de los Mojinos Escozíos) y proponiendo con sorna que podría sonar en la radio del coche en alguna toma. Me quedo con la frase de Iceta dejando claro que él aparecerá «como soy», que para papelón el tuyo (pensará). En fin, güeno no sé pero los que sí estamos escozíos somos los que de vez en cuando nos paramos a pensar.

image_pdfimage_print

Atrapados en la red

Llevamos varios años atrapados en la red. Según la última encuesta del INE ya se puede hablar de adicción. Más de un millón de españoles de entre 14 y 65 años usa las redes de forma compulsiva. Si acotamos la edad y nos fijamos en jóvenes de entre 14 y 24 años, más de 11 de cada 100 muestra adicción a las nuevas tecnologías.

Muy lejos queda aquel chat de Terra o el molesto sonido del módem mientras se conectaba a internet. La conexión parecía un milagro, y el tiempo en el que uno navegaba por la web o consultaba la Encarta estaba terminantemente prohibido usar el teléfono fijo de casa. Madre mía, si a ti te resulta familiar todo esto lamento comunicarte que tú también tienes más años que un bosque. La cosa es que en aquella época nos parecía lejano y casi imposible muchas de las acciones que hoy se han convertido en rutina y auténtica nueva normalidad.

Compartimos nuestra mejor versión en redes, permitimos que se rastree nuestras preferencias de productos, regalamos nuestros datos y hábitos de consumo; y los que tienen, también hacen lo propio con sus hijos. Ahora no extraña que tu hijo quiera ser influencer. Lo que no te cuentan es que se trata de una profesión esclava y exigente y que llevada a extremo afecta sobre manera a la salud mental de quien expone día, tarde y noche su vida y la de los que le rodean.

Hace unas semanas seguí un debate sobre si debía regularse por ley la exposición de los hijos y los menores en redes sociales después de que estén proliferando en redes sociales los perfiles de padres y madres o familias que muestran de forma pública y abierta su vida y la de sus hijos, pataletas, baños y primera vez sin pañal incluido. El razonamiento era bien sencillo: no podemos ofrecer contenido que le pueda servir a un pedófilo como material para ponerle en bandeja la tentación de la pederastia. Y a mí aquí se me vino otro ejemplo ya de todas descartado; porque decir esto podría equipararse a decir que a una mujer la violan por que va provocando. Error. ¿O con las personas que muestran a sus hijos sí se provoca pero con la vestimenta de la mujer no? No es el tema de hoy, pero me dio qué pensar.

Lo que sí es cierto es que quizá vamos tan deprisa que no nos hemos parado a pensar qué ocurre cuando se comparte material audiovisual de los pequeños de la casa. Si a ese niño cuando crezca y tenga conciencia real le gustará que su huella digital se remonte a su más tierna infancia. Abierta y puesta a disposición de cualquiera. Porque la deep red existe y a nadie le gustaría encontrar fotos y videos de sus hijos en ella.

Pero pasa que nos estamos cargando a nuestros niños, los que tienen hijos varones porque han perdido su presunción de inocencia; y las hijas porque tienen que vestir hipersexualizadas desde niñas porque la moda es enseñar la barriga y usar biquini aun cuando no tienen pecho desarrollado.

No hace falta recordar que la sociedad de hoy se caracteriza por estar politizada y sexualizada, que la cultura (bien sea a través de la música, la moda, el cine o el teatro) confunde sexo con amor y que ya pa más inri, la Ministra de Igualdad se lía con su discurso y dice que los niños tienen derecho a que «ningún adulto puede tocar su cuerpo si ellos no quieren».

Le sobró el no quieren, que quien no quería decirlo era ella pero lo dijo y su disculpa ha sido un ataque. Y se pide su dimisión. Pero no se va ni con agua caliente, como decía Joaquín Sánchez en El Hormiguero cuando le preguntaron si sería capaz de presentar ese programa.

Que por cierto, el eterno bético va a estrenar Joaquín el Novato, un show en el que el capitán verdiblanco debe probar diferentes profesiones para averiguar qué hará cuando deje el futbol. ¿Cuál es la novedad? En la promoción de este programa preguntan a la gente en la calle que si pudieran contratarían a Joaquín o mejor no por vago.

¿Qué? No quepo en mi de asombro. Recordemos Joaquín Sánchez. Un hombre de 41 años que sigue en la élite del futbol profesional. Pero no en el banquillo, no. Marca goles y cumple con la exigencia que se pide. Un hombre que hace equipo y que a pesar de sus problemas (que los tiene) es capaz de reír y repartir simpatía. Pues nada, la pegatina de vago por andaluz y alegre. Lo de siempre.

Pero como ahora vivimos atrapados en la red, a otra cosa mariposa. Dale al play, siguiente story y un reel de la parte bonita de la casa que ésta de aquí está hecha unos zorros. Ay, si Tam Tam Go lanzara hoy este tema habría que ver a la masa enfurecida de algunas redes sociales con lo que dice. De lo que no me queda duda es que esta canción me traslada a una época en la que vivimos la que quizá fuera la última adolescencia en la que las fotos  se revelaban y se guardaban en un álbum como las del verano del 99.

image_pdfimage_print

Sentir

Cuando tenía 14 ó 15 años estrené montura de gafas. Eran de un bonito color rosa metalizado y muy finas. Mi madre y mis hermanas me decían que estaba muy guapa. Mi padre no es que pensara lo contrario, simplemente creo que no se daba cuenta si eran distintas o no a las anteriores. Supongo que a él le bastaba con tener una hija que pudiera ver bien la pizarra. La cosa es que, coincidiendo con esa época, la moda joven consistía en pantalones anchos con muchos bolsillos, cadenas y zapatillas que no servían para hacer deporte porque te destrozaban los pies.

Era una vestimenta algo rebelde, como si aquellas prendas y complementos te señalaran como alguien sin normas y contracorriente. Un joven que todo lo sabe y todo lo inventa. Y a mí con lo que me gusta un innovar, así iba yo. Recordemos: con gafas rosas y de esta guisa. Claramente, como un santo con dos pistolas… Pa’bernos matao. Gracias a Dios, pronto cambié este atuendo por otro más acorde con toda yo.

Traigo este recuerdo a mi memoria porque suele ocurrir que al ver a alguien que actúa de determinada forma o que parece piensa diferente a uno, enseguida cruzamos la cara y rara vez confiamos en conocer ese fondo maravilloso que todos, de una forma u otra, tenemos. Nos cuesta mirar en vez de ver.

Hoy nos hacen sentir que formamos parte de aquí o de allí, y llevados por la pasión, ubicarnos en grupos enfrentados y excluyentes. Así resulta evidente que los prejuicios se arraigan en nuestra rutina, prolifera la violencia e impera el mí me conmigo. Nos cuesta ponernos en los zapatos de otro y confiar en alguien que no se comporta como nosotros esperamos. Y al final pasa que amamos según si en ese momento nos apetece y ese otro (sea tu amiga, tu padre, tu hermana o tu novio porque ya casarse no se lleva) se ajusta a mí, perdiendo así el nosotros por el camino.

Me gusta pensar en todo lo bueno que el otro es capaz de hacer que anclarme en los errores de nadie, porque ¿quién no los comete? El que esté libre de culpa que tire la primera piedra. Y es cierto que lanzando buenos peñascos uno se quedaría bien a gusto con quien te da una buena ración de ajo, agua y menta, pero si en algo nos diferenciamos los seres humanos que tenemos como guía y referente al Amor de los Amores, es que debemos sentir ese amor al prójimo con buena esperanza y confianza plena, sabiendo que cada día es un obsequio y que todo tiempo presente es como bien dice la palabra, tiempo regalado.

A veces, últimamente más a menudo, cierro los ojos y escucho esta preciosa canción de Luz Casal. Entonces sé que la mejor manera de agradecer este tiempo regalado es ahora y con la única forma real de cambiar las cosas: amando.

image_pdfimage_print

Dorantes en Málaga

Dorantes actuará en el Teatro Cervantes de Málaga el martes 27 de septiembre a las 20:00 horas. Los beneficios del concierto se destinarán a la asociación malagueña Dosta en la que será la única cita del año de este artista en la capital de la Costa del Sol.

La Asociación Dosta trabaja desde 2019 por la disminución de la brecha educativa en las mujeres gitanas. Desde entonces han sido más de 250 mujeres gitanas de toda Andalucía las que han acudido a esta entidad para conseguir  motivación y apoyo en el arduo camino de retomar los estudios básicos y superiores en edad adulta. 

El reconocido pianista Dorantes ofrece su único concierto en Málaga el 27 de septiembre en Flamenco por la Educación, una actuación benéfica a favor de la Asociación Dosta

Flamenco por la Educación, el concierto benéfico que ofrecerá Dorantes, será una fusión amable e inteligente de la música clásica, el flamenco y el jazz con el piano como protagonista. Además, el espectáculo tendrá como artista invitado al bailaor Manuel Fernández El Carpeta. Él es uno de los bailaores jóvenes más importantes y reconocido en todo el mundo, familia de los también bailaores Los Farruco. 

Las entradas, cuyos precios oscilan entre los 27 y los 10 euros, ya están a la venta y se pueden adquirir a través del portal www.unientradas.es.

Flamenco por la Educación es una iniciativa de Dosta. Cuenta con el apoyo de la Diputación de Malaga y la colaboración del Ayuntamiento de Málaga, el Teatro Cervantes y Málaga Procultura.

image_pdfimage_print

Come Prima

En mi casa acabamos de celebrar el 55 aniversario de bodas de mis padres. Un regalo vivirlo y festejarlo juntos, cómo no, alrededor de una mesa. Esa en la que siempre hemos encontrado ese cálido «achucharos que hay que meter otra silla». Porque en mi casa las puertas han estado abiertas para todo el que ha querido venir, se le llamara o no. Y en mi familia encantados de recibirlos, atenderlos y darles lo que necesitaran, aunque no lo pidieran.

Llevo días pensando en estos gestos tan simples como duraderos. ¿Quién no recuerda aquellos días de verano en casa de sus primos? ¿O las tardes con los abuelos, paseo y merienda-cena incluida? ¿Aquellos amigos de tus padres que se encargaban de ti de niño y te cuidaban y querían como lo hacían con sus propios hijos? Y no importaba si eras un trasto o no, si tenías voz de pito o si resultaba más rentable comprarte un traje que darte de comer. Ahí estaban todos, con sus puertas abiertas para que tú, al entrar, aprendieras que la mejor forma de vivir es compartir.

Compartir y familia. Dos términos que solo se entienden uno con el otro. Sin queja ni reproche, solo con alegría y entrega cuyo único valor es la persona que viene a ti. Pero qué denigrado está el cuidado, el de los más indefensos: niños, mayores y los que están por nacer.

Leía esta semana un desafortunado cartel que anunciaba: «Mascotas y niños menores de 12 años entrada gratis», y sentí como una patada en las entrañas. Si no fue suficiente ser testigo del privilegio de los animales de compañía durante el confinamiento, ahora vemos esta equiparación. Mucho se ha tardado en caer en semejante absurdo con esta sociedad en la que igualan niños a perros llamándolos a ambos hijos y/o nietos (cosa que jamás entenderé pues hasta que un ser humano no engendre un can la descendencia perruna es una falsa).

En este contexto no extraña que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo no admita el recurso de la Fundación Jérôme Lejeune cuando el estado francés prohibió que se emitiera la campaña «Querida futura Mamá». Pero, ¿tan atroz y horrible y es? Veamos 👇🏼

Pero si es una maravilla, ¿dónde está el problema? En evitar susceptibilidades en aquellas mujeres que hubieran decidido o se plantearan en ese momento abortar a sus hijos con un cromosoma extra. Y el TEDH solo reconoce los derechos de algunos porque se ve que estos son Humanos sin derechos. Qué pena que hoy algunos se empeñen en guiar las conciencias sin intención de corregir. Y no lo entiendo. Tendré la mente cerrada o quizá que soy madre, hija, y hermana de la familia que tengo. Una en la que he sido testigo de un profundo amor y entrega para cuidar y darse a los demás.

Ahora, con la resaca de las bodas de esmeralda de mis padres, me viene este batiburrillo de amor. Con esa sonrisa y la búsqueda de la mirada cómplice de mis padres al sonar Come Prima. Gracias por demostrarnos que durante toda una vida, con sus altos y bajos, os habéis amado como al principio.

image_pdfimage_print

Mami

En Cádiz cuando termina su fiesta grande, el Carnaval, se celebra el Jartible. Una continuación del Carnaval para los que se han quedado con ganas de más. El vocablo jartible define a la perfección cuando cualquier persona se pone cansina, insufrible, pa’ ni verla. Bueno, pues así están todos los niños de España después de 72 días de asueto: mu’ jartibles; y aún quedan (en el mejor de los casos) 7 días por delante. Por eso, quienes tenemos hijos con edades entre los 3 y 16 años entendemos a la perfección cositas como esta 👇🏼

Y nos reímos bien. Porque sí, tener un hijo es una bendición y no una carga, a pesar de los memes tan oportunos de la vuelta al cole que a ver si llega y con ella el orden y las rutinas sin la excusa “pero estamos de vacaciones”.

Bueno, pues después de tanto momento jocoso, me pongo seria porque la semana que acabamos de dejar atrás nos ha hecho testigos de dos hechos tan deleznables como virales: por un lado la grabación y difusión en video de un grupo de chicos que se reían de otro; y por otro la nueva ley del aborto que permitirá a las menores abortar sin consentimiento de sus padres.

«Vayamos por partes» (omito quien decía esta frase y no delatar mi nivel de viejunismo).

En primer lugar, el video viral que ha llevado las manos de media España a la cabeza la grabó y difundió por vez primera el hermano de la víctima. Lo hizo para que ese horrible hecho no quedara impune. Vaya tela con la mier**cita del móvil. A mi hermana le corean eso y a esa panda les falta calle pa’correr. Nadie tiene porqué ver a un niño llorar ni cómo es denigrado de esa forma. Pero lo justificamos porque hay que saber lo que ocurre para denunciarlo y que así se demuestre que es cierto. Qué lástima, qué poquito vale ahora la palabra y qué normalizada está la mentira para encontrar en la demostración de los hechos una excusa.

Debemos saber que difundir la imagen de un menor en la que su honor está vulnerado es un delito. No conocer la ley no nos exime de cumplirla. Y sobre todo y más importante: si queremos acabar con la violencia verbal y física en las aulas deberíamos mirarnos seriamente los adultos, cómo reaccionamos ante personas o situaciones que no nos gustan o nos amarga el día. Si es ejemplar o no, porque los sermones no sirven en ningún sitio si no se acompañan de hechos coherentes y llenos de misericordia y caridad de la buena.

El otro papelón que nos dejó ojipláticos es la nueva ley del aborto y el debate abierto con su reforma. Una mala broma. El discurso público de los cambios se basa en que es una niña y debería abortar por que si la madurez, la responsabilidad, su futuro…, y no sé qué razones más. Pero a mí lo que no me cuadra es que si es una niña, ¿cómo que se ha quedado embarazada? Si es una mujer para meterse en la cama con un varón, lo debe ser también para asumir las consecuencias y con ella, él, por supuesto.

Si nos vamos a los datos publicados por el Ministerio de Sanidad, solo en 202o (año marcado por la pandemia y en la que hubo muchísimas restricciones de movilidad y el inolvidable confinamiento) en España hubo casi 90 mil abortos, de los que en torno a 9.000 se practicaron en mujeres menores de 19 años, y de todas esas 257 eran menores de 15 años. Casi 9000 chicas marcadas de por vida y todo por hacer lo que se espera de ellas (no lo que desean): tener relaciones con un chaval que es un hervidero de hormonas.

Pero vamos más allá y es aquí donde digo  que conmigo no cuenten. Las cosas por su nombre. Y todas estas cifras delata un abuso de la infancia y, como adultos, un mirar para otro lado. Porque nos debe quedar claro que una cría de 12, 13 y más años, en la mayor parte de los casos hace lo que toca, lo que su contexto social y cultural le dice. Jamás reconocerá abiertamente que no le gusta o no quiere hacerlo para que los demás no la consideren un bicho raro. La aceptación social de la pubertad y la adolescencia que le llaman.

Así que ya está bien de hacernos los tontos para llenarle los bolsillos a unos cuantos listos.

Gracias a Dios tenemos la música que amansa las fieras. Y me he acordado de Mami. Totalmente normal después de tanto escuchar ese nombre dirigido a mi persona este verano. Sin embargo, tras conocer la cantidad de hijos que con nuestro silencio y los dichosos impuestos estamos ayudando a asesinar todos los años, no puedo sino imaginar que esa canción se la canta un futuro bebé dentro de la barriga de su madre, solo y que no puede vivir.  Voy a hacerme un café que me explota la cabeza.

image_pdfimage_print

Quiero ser feliz

Es la regla primera y fundamental de todo bicho humano viviente. Ser feliz, a pesar de lo común del deseo, no consigue poner de acuerdo a las personas. Hay quien piensa que la felicidad es una meta, otros que es un instante efímero, los que más esperan saben que la felicidad es un modo de vida; y los que menos creen que es una utopía y un engaño a uno mismo. La verdad no la sabemos.

Me viene ahora a la mente aquella reflexión de Javier Marrodán en su libro autobiográfico «Tirar del Hilo» (que te recomiendo encarecidamente) en la que se preguntaba por qué Jesús de Nazareth no contestó a Pilatos sobre esta cuestión. ¿Nos habría quedado así claro qué es la verdad? Lo que no me cabe duda es que en esa ausencia de respuesta encontramos la mayor verdad de todas: Dios nos hizo libres en alma, cuerpo y corazón.

Hace unos meses escribí acerca de la felicidad y explicaba que en su origen etimológico se identificaba con el amamantamiento. Ser feliz se entiende solo a través de la existencia del otro, de esa entrega humilde que no busca nada a cambio; ni si quiera esa ansiada felicidad. Ésta nace sola sin esperarlo cuando percibes que quienes se cruzan en tu camino se alivian del peso de su cruz diaria contigo o gracias a ti.

Leía esta mañana un tuit en el que nos auguraban a todos los nacidos en agosto que terminaríamos el año a full de rumba. Y de pronto me vino a la cabeza Rumba 3 y una de sus típicas canciones tan propias de verbena de verano. Ahora que la escucho con detenimiento y sin el jolgorio del baile me  pregunto qué vacío se puede sentir en el alma para, en la libertad que cada uno tiene, pensar que el champán dará la felicidad. Pero no, el alma no está nunca vacía, la llenamos de deseos, expectativas, planes, metas y check-list que queremos hacer solos. Por eso, al final solo alcanzamos a decir: «Bodeguero, dame otra copa de champán, quiero ser feliz».

Ojalá que tú conmigo y yo contigo, para llenarnos el alma de uno con el otro. Dando gracias, perdiendo el yo para ganar con el y así todos los días de nuestra vida. Porque así es como quiero se feliz. ¿Y tú?

image_pdfimage_print

Romántica

Después de todo un mes leyendo noticias sobre el peligro de las fiestas veraniegas y sus pinchazos (cuyo objetivo parece ser más meter miedo que otra cosa con la dichosa sumisión química) los abusos sexuales a menores y otras tropelías al ser humano y su dignidad; me he parado a pensar en los niños. ¿Realmente somos conscientes del ejemplo que ven a su alrededor, de lo vertiginoso de este mundo que lucha no por ser bueno sino el mejor?

Entonces miré el calendario y fui consciente de que ya había pasado un año desde que Ana Avellaneda se marchara para estar por siempre con nosotros. Ella, gran defensora de los menores y una mujer extraordinaria. A pesar de conocerla poco, nos sabíamos lo suficiente. Quien la haya conocido sabrá la evidencia: Ana cautivaba a su paso. 

Su personalidad totalmente arrebatadora se hacía querer. Su sonrisa preciosa no dudaba en cambiarla por gesto firme ante una injusticia y denunciarla. Sin pelos en la lengua y con un inmenso amor al ejercicio leal de la abogacía en favor de los más débiles. El amor a su familia, a sus amigos y a su profesión. Su lucha sin límite para visibilizar el cáncer de ovario para que ninguna otra mujer sufriera el calvario que a ella le tocó vivir.

Nos quedó pendiente un café sereno para hablar de todo, para arreglar el mundo, nuestro mundo. Ella iba a ser mi último Café con Porras de 2021, pero estaba muy cansada. Y no quise que nadie ocupara su lugar, porque Ana es y será irremplazable. Nuestra conversación se quedó off the récord. Y aunque mantuve la esperanza de publicar aquel Ana Avellaneda se toma un #CaféConPorras no pudo ser. Me quedo con nuestras charlas confinadas a través del teléfono. Sus  labios pintados de rojo intenso con el verdeagua como complemento. Qué mujer más bonita.

Hoy solo me venía a la cabeza el estribillo de esta canción escrita por Timmy Ropero e interpretada por el malagueño Chandé a dúo con José el Francés: eterna, luchadora pero romántica. Así recuerdo a Ana.

image_pdfimage_print