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Rafa, corazón ardiente

Este año el Colegio Sierra Blanca – El Romeral cumple 50 años y los actos y eventos que están organizando para celebrarlo son tan buenos como el poso y los lazos que construyen en los alumnos que pasan por sus aulas. El último fue el #AttendisTalks protagonizado por Toni Nadal. Dice que su mérito es ser tío de Rafa Nadal,  pero es claro que su know-how ha sido un acicate. Él supo inculcar en el mejor tenista español de la historia los principales valores de la vida: verdad, trabajo bien hecho, esfuerzo, voluntad, resiliencia y carácter.

Escuchando su charla se dibujaban en mi mente situaciones, personas, deseos, luchas y alguna que otra toalla sucia en el suelo. Y en esa toalla no me atrevía a distinguir si era mi tesis doctoral o #UnCaféconPorras, pero sentí que una parte de mí tenía la tentación de huir, cansada y agotada mental o moralmente.

Al mismo tiempo que me veía incapaz de avanzar, escuchaba las palabras de Nadal, de Toni, y notaba cómo me ardía el corazón pensando en terminar lo empezado. Entonces, desdeñé esa parte de mí que me traía una y otra vez la idea de abandonar. ¿Dónde quedarían todas esas horas dormidas de menos, las tardes dedicadas a estudiar y las noches o madrugadas a escribir?

Vivimos en una sociedad en la que impera la inmediatez y el placer instantáneo. Un espejismo en el que se puede caer fácilmente. Pero hay que insistir en que toda lucha diaria tiene frutos. Quizá pensemos florecen tardíos, pero es su tiempo perfecto.

Toni Nadal nos recordó que la clave está en tres ideas principales. La primera es disfrutar haciendo bien un trabajo. La segunda es recordar el compromiso adquirido. Y la tercera y no menos importante: admitir la verdad de los propios límites. Solo así seremos capaces de exigirnos bien.

Qué bueno tener un referente como Rafa. No por mí, sino por la savia nueva. Ya no hay pelis como Rocky en las que un cualquiera con esfuerzo y mucho trabajo consigue desbancar al campeón. Hoy vemos muchas historias en la que todo depende de la suerte, el azar. Sin embargo, pocas como la de Rocky, ninguna como la de Rafa. Una vida con un corazón que arde de ganas de seguir entrenando y probando una y otra vez de qué forma se hacen bien las cosas para superar al que tiene más talento que tú.

Quizá el común de los mortales no tengamos un momento épico como Rafa al levantar la copa  del Open de Australia. Pero absolutamente todas las personas, todas, con mucho esfuerzo y constancia pueden llegar a cumplir sus metas. Si trabajamos por hacerlo bien, cada vez mejor, no quedará ninguna duda de que si soñamos nos quedaremos cortos.