Flores
Por fin pasó San Valentín y toda la maquinaría comercial en torno a este día. Ahora las flores más bonitas del mundo ya no huelen y se empiezan a secar. El día de los enamorados, que sin tanto chute empalagoso, debiera ser todos los días del año y no solo el 14 de febrero. La verdad es que tal y como está el panorama, con una tendencia a la baja en celebraciones de matrimonios y un aumento progresivo de divorcios (de ello te hablo en este artículo de Woman Essentia), cansa estar viendo corazones y chuminás varias en los escaparates, y a la vez escuchando en la radio canciones de perreo y despecho. Estas últimas, por cierto, las más pegadizas y virales de los últimos años.
Para muchos clamaba al cielo el nuevo tema de Shakira, resultado de la colaboración entre el productor argentino y la colombiana que además de en la amante de su ex y padre de sus hijos, ponía el foco de atención en el regalo estrella de las Primeras Comuniones de las décadas de los 80 y 90. Otros no entendían motivo con tanto revuelo. Y mientras tanto, las marcas aprovechando el tirón aunque ello implicara hacer leña del árbol caído. Y en el Congreso seguían legislando de espaldas al pueblo. Pero aquí lo importante era lo despechada que estaba tal o cual cantante. Pa’bernos matao.
El mismo día que se publicaba Pa’tipos como tú, la que saltara a la fama como Hanna Montana estrenó también su último single: Flowers. Sin entrar en detalles ni otras calamidades sociales, hemos tenido hasta en la sopa análisis pormenorizados de las canciones de Shakira, Miley Cyrus y Tailor Swift para saber quien desbancaba a quién; se pudo hacer comparativa de cuántas canciones cantaron hombres a sus ex-mujeres y hasta estudiar y concretar si ha habido machismo o no en cómo ha reaccionado la sociedad sobre el asunto.
Batallas musicales aparte (que Miley ha ganado de sobra al convertirse con Flowers en la autora con más reproducciones en Spotify) con todo este revuelo de mal de amores, despechos y trapos sucios aireados en casa ajena, una se da cuenta que hoy se le da importancia a asuntos que no la tienen.
Poco se habla de lo verdaderamente importante. De priorizar la felicidad frente al placer; de la entrega sin medida y sin esperar nada a cambio, simplemente por puro interés en hacer la vida del otro más bonita y buena.
Las relaciones de pareja caducas se fijan en si se regalan o no flores o si suben mariposas por el estómago al mirarse a los ojos. Y seguirán juntos mientras dure el amor.
El amor si se cuida no se agota. Pero hablamos del de verdad. No el amor entendido como placer, deseo, emoción, sensación o sexo. El amor es una forma de entender la vida. Un compromiso para con otro a quien has elegido. Una entrega generosa y complice para hacer equipo. Una relación en la que hay cuidado y admiración mutua. Y sí, también hay flores de vez en cuando.
Llevamos años permitiendo que la emoción y las sensaciones dominen nuestras decisiones vitales. Esto unido al eslogan que puso de moda eDarling (para solteros exigentes); pues eso: que la extinción de nuestra raza no será por cambio climático, ni meteoritos. El ser humano se extinguirá porque se quedará solo. Salvo que seamos humildes y sepamos perdonar y pedir perdón porque, reconozcámoslo, como decía Chiquito de la Calzada: una mala tarde la tiene cualquiera.