¿Para planificar tu tiempo sueles recordarte las tareas en voz alta? Pues que sepas que esta práctica habitual no sólo no ayuda a realizarlas, sino que provoca un enorme estado de ansiedad y estrés. A menudo ocurre que las prisas y el quererlo todo para ayer te sumerge en una peligrosa espiral. Esto, lejos de llevarte a alcanzar el objetivo más inmediato, te ubica a los pies de una altísima montaña escarpada en donde ni si quiera vemos la cima a la que llegar. Es decir, que genera un estrés que «pa ti se quea».
¿Quién no ha pensado eso de «tengo que escribir un post», «tengo que llamar a Fulanito», «tengo que leer aquel informe», tengo que, tengo que, tengo que. Basta ya de tanta ansía poseedora y hazte un plan.

Sí, yo caí en esa ansia viva del «tener que» (a veces pienso que la inventé yo) Y como sé lo horrible que puede llegar a ser esta actitud con uno mismo, no quiero que pases por lo mismo. Gracias al curso de Social Media Manager (que os recomiendo, lo estoy haciendo con LabSchool Málaga) que me tiene organizados (casi) todos los sábados desde octubre, he tenido el placer de asistir a una magnífica masterclass de Manuel Moreno -fundador de Trecebits y periodista 2.0- sobre la planificación de contenidos en social media (tengo que escribir un post al respecto 😜). Y entonces recordé lo bien que viene una guía, un plan para salir de esa ansiedad que se come nuestra capacidad para resolver conflictos, por pequeños que estos sean.
4 Claves: Planifica tu tiempo
Tengo, tengo, tengo… Te sonará a esa canción popular sobre las ovejas que daban leche, lana y nos mantiene toda la semana, ¿verdad? Pues usar demasiado el verbo «tener» aporta escasos beneficios a nuestra vida cotidiana.
Seguramente pasará un tiempo (depende de ti que sea mucho o poco) hasta que te des cuenta que caíste en ese agujero negro del «tengo que». Así que aquí van 4 sencillos pasos para combatirlo y asomar la cabeza:

- Apunta en un papel qué metas quieres cumplir esta semana. Deben ser objetivos a corto plazo y tareas pequeñas. Escríbelas y no te las digas. Repetir en voz alta tus tareas pendientes solo conseguirá generarte más estrés. Además, podrías pillar complejo de papagayo. Este primer paso te ayudará a marcar las prioridades de tus acciones.
- Sé realista. Está muy bien eso de ser superhéroe o un X-Men, pero eso mejor para las salas de cine. Si por ejemplo te has propuesto escribir un libro piensa que primero deberás desarrollar tareas de investigación y documentación. Deja eso de escribir del tirón el capítulo uno, dos y tres. Digo yo.
- Cada cosa a su momento. Si estás trabajando, céntrate en lo que estás haciendo. Con los amigos, disfruta de ese ratito y desconecta de verdad. Muchas veces, sin darnos cuenta, no saboreamos la vida tal y como la vivimos. Estamos pensando en lo que hemos hecho y lo que todavía nos queda pendiente.
- Aprovecha el tiempo. Cada vez que decimos / pensamos «tengo que» desperdiciamos al menos 10 segundos de nuestra vida. Diez segundos que podríamos emplear en respirar. Toma aire por la nariz y expúlsalo lentamente por la boca como si de un suave silbido se tratara.
¿Cómo abrí los ojos? Con esta sencilla frase que hoy comparto contigo (estoy segura de que a ti también te hará bien): «Tengo, tengo, tengo… El único tengo que debes repetirte es tengo quien me quiere cerca«. Gracias, Andrés.