Ratoncitos Coloraos

Jesús Quintero se imaginó que durante los días posteriores a su muerte sonaría en las radios la canción Ratoncitos Coloraos. Así lo dijo emocionado en 2003 durante la entrevista promocional del primer álbum de este dúo gaditano. El programa del loco de la colina nos presentó a unos jovencísimos Andy&Lucas que le cantaron en directo este tema. Acostumbrados como estamos a los aplausos póstumos y al reconocimiento una vez partimos al otro barrio, que le dediquen una canción a uno con su nombre es un gran homenaje en vida.

Sin embargo, esta semana ha sonado muy poco, casi nada, ese Ratoncitos Coloraos. Aunque  (casi) todos los medios se han hecho eco de la muerte de Quintero:  Cadena SER, COPE, Canal Sur Tv, Cuatro a través de su icónico comunicador Iker Jiménez, RTVE con una recopilación de sus mejores audios y otros muchos obituarios en la prensa nacional y regional. La semana ha dejado poco regusto de loco de la colina.

La estela del silencio y el humo que lo caracterizaba ha quedado empañada con los gritos de unos niñatos. Malhablados y sin gracia. Todos ellos, los de aquí y las de enfrente. Y alguien decidió que estos alaridos impidieran que la pausa y la reflexión se abriera paso.

Hemos dejado que nos manipulen con los gritos de unos cualquiera para olvidar que el Congreso ha rechazado las enmiendas a la Ley Trans, esa que según Celso Arango, Jefe de Psiquiatría del Gregorio Marañón, traerá más problemas que soluciones a la sociedad, la sanidad y la salud de la población.

Poco se ha hablado del 4% que se ha subido el sueldo el gobierno, aumento por segundo año consecutivo con la que está cayendo y que pagamos los ciudadanos.

Menos aún sobre el archivo del caso Isofotón. Histórico caso de corrupción que salpica a los ministros de Hacienda y Agricultura el gobierno.

Ni mucho menos se habla de la torta financiera que se dará España por haber  hecho sus números sin contar con la devolución de los miles de millones de euros en ayudas que se ha recibido. La guantá va a ser menuda y por supuesto la pagaremos tú y yo.

Cuánto necesitamos ese sentido silencio de Jesús Quintero. Recordemos sus preguntas, con la emoción en la ausencia de palabra. Guardemos sus breves reflexiones tan necesarias como olvidadas en la televisión actual. Un reconocimiento a su pausa, a su valor del tiempo. Qué maravilla haber crecido viendo al otro lado de la pantalla a un hombre que ataviado con camisa y pañuelo al cuello, supo abrirse en canal para desnudar el alma de quien sentaba a su mesa. Gracias siempre, señor Quintero.

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